Nombre: Ana
Nacionalidad: Brasileña (pero no es la típica mamasita)
Lugar de la experiencia: cerca de la Cruzcampo, en el bajo ese al que ya hemos ido más veces de lo que nos gusta reconocer.
Fecha de la experiencia: la semana pasada.
Tarifa contratada: 60 € / 30 minutos.
Duración real del servicio: Pues esos 30 minutos, realmente no hizo falta más.
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Físico: confiesa tener 46 años. A mí me dejó perplejo. La ves y no le das más de 35 años. Pero cuando la ves en pelota tiene la figura de una de 25. No exagero. Tiene un cuerpo precioso y todo natural. Culo y pechos de tamaño mediano, muy rico todo. Piel suave.
Cara: a mí me resulta muy linda. Ella dice que no, pero es preciosa. Destaca una boca maravillosa.
Francés: muy bien en general, los hay mejores pero también mucho peores. Si lo quieres hasta el final tienes que soltar 30 pavos más (!!!)
Griego: a mí me parece que no, pero en caso de que lo haga debe pedirte un suplemento de la ostia.
Besos: sí, muchos, desde el principio. Además besos besos, nada de piquitos.
Fuma: sí, pero no se lo noté.
Folleteo: en todas las posiciones, se mueve con soltura.
Recomendable: totalmente.
Lo mejor: ella en sí.
Lo peor: no poder alimentarla como a mí me gusta. Y algún detalle menor.
Para repetir: lo haré en cuanto pueda si está disponible.
Implicación: 9
Valoración: 8,5
Animado por algún comentario me voy para allá después de acordar con ella el encuentro. Después de lo leído me esperaba una señora más o menos mayor, pero cuál es mi sorpresa cuando me encuentro a una auténtica muñequita, media melena y con vestido de noche ajustado. Prendado me quedo. Me cuenta que lleva más de dos décadas en esto, con sus parones (desaparece sin avisar el tiempo que le da la gana), y se le nota. Me cala enseguida, a mí y a mi nerviosismo (no lo puedo evitar en los primeros contactos) así que se muestra relajada y risueña.
Lavado de bajos en un baño bien limpio (todo el lugar es muy decente) y directos al grano: como dije, la mujer un amor, besazos, algo de lengua, y el absoluto placer de sentir a esta maravilla rozándose continuamente contra uno. Todo lo demás es lo típico del menú pero que uno no se cansa de repetir: truco de magia en el que mi amigo desparece, posturas varias… ella va llevando el ritmo y yo que me dejo. Tiene un espejo lateral a la cama en el que puedes verla en todo su esplendor. Lástima que salgo yo también. En cierto momento, antes de enfundarme le dije que si podíamos hacer un 69. Dijo que vale pero que no le gustaba especialmente. Y se notó porque duró un suspiro, no es cuestión de insistir tampoco. El final fue una bonita descarga sobre sus tetas.
A mí me ha encantado. Es una mujer de genética milagrosa. Si no miente ella afirma beber, comer y fumar todo lo que le da la gana, sin pisar el gimnasio. Y luce como una diosa. Envidia.